Ayer fui al Cirque du Soleil. Tenía años de no ir a un circo. Es impresionante. Lo primero que pensé fue:
-¿Qué pasaría en este circo, si supieran que mi deseo es el león y que el único payaso que nos sabe hacer reír es el amor?-
Y durante todo el espectáculo no pude sacarme de la cabeza que los escritores tienen algunas características similares y otras también diferentes con las de un circo, los artistas y sus personajes. Aquí les comparto algunas que logre escribir:
- En cada hoja de papel que nos presentamos somos el centro de atención de la función. Afuera de ellas, somos como los demás artistas que están mostrando sus habilidades poco llamativas frente al rojo de los semáforos. Nos conocen solamente aquellos que se detienen a ponernos una moneda en la chistera para comprarnos un libro. Es sencillo, bajo la luz del día no brillamos.
- El lleno total en cada una de nuestras funciones se da cuando las personas que nos leyeron, hacen suyas nuestras letras y no cuando vendemos más libros ni cuando se recuerdan de nuestros nombres.
- A diferencia de los artistas de un circo, que ensayan por horas y horas para realizar un acto perfecto, a los escritores la práctica nunca nos lleva a ese estado. Nunca estamos conformes. Con suerte, logramos madurar algunos de nuestros textos. He ahí la belleza de nuestro acto.
- El lápiz es un trapecio y cada palabra es un salto mortal. Los personajes o metáforas que ejecutamos en el aire, los hacemos sin red, sin una cama o un abrazo donde caer. Esa es la parte mortal de nuestro acto.
- Para los escritores, sus funciones no tienen localidades como tribuna, preferencia o general. Solo existe pasado, presente y futuro y el lector siempre está en primera fila.
- Los miedos, el desamor y la indecencia son algunos animales que forman parte de nuestro espectáculo y se mantienen salvajes para que el acto tenga mayor dificultad y por lo tanto cause mayor impresión.
- La soledad es un acto de escapismo. Lo que no sabemos es si ella es quien se quiere liberar de nosotros o viceversa.
- Los escritores también nos maquillamos, solo que lo hacemos en los espejos de los bares a base de desvelo para dejar unas ojeras bien delineadas con el color de la madrugada.
- La única ovación que recibimos, es la de los aplausos que nos brindan los cubos de hielo en un vaso vacío.
- Las musas son el cuerpo colorido y erguido del circo.