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Cuentos

Primera Clase

Viajar en avión con un acompañante asignado por el destino, como Edmundo Morales Velásquez, es un lujo.

Un caballero del campo, de unos cincuenta y tantos años de edad, delgado, con un bigote impecablemente bien podado, de aspecto relajado, con un cabello corto de hilo negro que no mostraba lo despiadado que puede ser el tiempo con los años, unas manos que el azadón y el machete habían maltratado en las tareas rutinarias de los sembrados, fue mi compañía en este viaje a las tierras del tío Sam.


Un asiento entre nosotros separó por un momento la amistad pasajera que iba a dar inicio con su acertado comentario – “¡Usted pidió ventana, vee!”- y sonrió para mostrarme como el sol se encendía en el metal que revestía unos cuantos de sus dientes frontales. A veces suelo ser un poco distante con los extraños, por lo que le conteste con una mueca amistosa.


Vi como le pedía a la aeromoza una bolsa plástica oscura para poder meter la botella de Zacapa Centenario que venia empaquetada en otra bolsa transparente. Lo entendi. Este es de los míos, pensé. No es de gente noble como nosotros andar mostrando los brebajes que usamos para quitarnos la vida de a poquito. La guardó y la puso abajo del asiento de en frente para acuñarla con sus botas amarillas campestres que estaban manchadas por algún invierno impío que había sepultado los caminos que lo habían visto andar.

El avión encendió las turbinas, lo que dio oportunidad a Edmundo de soltar otro comentario acertado a la aeromoza que pasaba al lado -“¡Vee! Al que tenia este asiento se le olvido venir!”- y señaló el espacio que traíamos en medio. La aeromoza hizo una mueca y le dijo -“¡si, verdad!”- y él sonrió.

En el intervalo antes del despegue tuve la oportunidad de enseñarle como abrocharse el cinturón, reclinar su asiento y conectar los audífonos para escuchar música. Todo esto me lo pago con una sonrisa. 

Vale la pena mencionar que usó los audífonos de forma poco tradicional. En lugar de coronarlos sobre su cabeza, se los puso hacia abajo como barba y me dijo -“¡puro Lincoln!”- y se tiró una breve carcajada.

Me contó de su viaje por Washington. De las grandes planicies y edificios que pudo admirar y de la oportunidad que tuvo de montar un “caballo pintillo” de verdad, por veinte dólares.

-“¿Y a que se dedica?”- me preguntó.

-“Pues soy espantapájaros”- le dije yo.
-“Ah bueno, trabaja con la tierra entonces al igual que yo – y sonrió.

Pausamos por un momento. Luego se me acercó para preguntarme si ya íbamos sobre el mar. Abrí la ventana y me dijo -“¡Ahí está vee! El agua azul oscuro. Vamos alto.” Esto dio paso a que me compartiera un poco de su conocimiento espacial contándome que mas arriba de donde volábamos ya no hay aire. Por eso nos vamos moviendo lento. -“Si, la gravedad”- le dije yo. Me sonrió como diciendo -“Aaaay que muchacho tan sonso este”.

Cuando la aeromoza pasó sirviendo las bebidas, Edmundo me dijo: -“Ahí nos van abrir la mera buena. ¡El piquetillo!”- y sonrió. Pidió  insistentemente un trago, a la espalda voluptuosa de la aeromoza, quien descortésmente le repitió tres veces -“¡Permítame, por favor!”. Debo confesar que sentí un poco de desagrado hacia la dama que había tratado mal a mi amigo. Seguidamente, ella dio un paso atrás, se inclinó para dirigir su atención hacia Edmundo y le preguntó -“¿Que desea tomar? -“Un güisqui con hielito y Coca Cola”. -“¡Jaa!” -pensé. ¡Un “caballo negro” para tan respetable jinete! Como no me lo pude imaginar antes.


Alcé mi vaso de jugo de manzana para brindar con mi nuevo camarada y note como Fana Robles, esposa de Edmundo, me veía desde la otra fila con esas miradas que tienen las mujeres cuando saben que uno es mala junta. -“¡Salud!” – dijo mi amigo. Y volteé a ver a su mujer como sacándole la lengua con la mirada. -“¡Salud!”.

Ustedes se preguntaran como asumí que esa mujer era su esposa. Sencillo, ninguno de los dos tenia argollas de matrimonio en sus manos, pues allá en donde a la tierra y al cielo los unen el sol y la luna, el verdadero compromiso de amarse se hace con el corazón. Con eso basta para jurarse amor eterno. 

Hicimos silencio mientras degustábamos del banquete de sandwich de carne, ensalada rusa y un alfajor que probablemente habían comprado en alguna nube por la que pasamos, porque estaba exquisitamente elaborado, como si lo hubiesen hecho en la gloría. Me comí dos.

Interrumpió el ron roneo de las turbinas para decirme -“¡Este trago no estaba bueno! Como que tenia mucho hielo y poco güisqui. Sabía como acido y estaba hediondo”. A lo que respondí -“Por eso yo siempre cargo el mío ya preparado bajo mi saco” y me sonrió como asegurando que sabía a lo que me refería.

-“¿Cuanto faltará?” – me preguntó. En mi interior no quería responderle porque la charla era demasiado amena para mí. 
Pensó, hizo cálculos y me dijo -“
Como ya nos dieron merienda y café, ya falta poco”. A escasos minutos habló el piloto para anunciar el descenso. Para haber viajado solamente cinco veces, parecía que ya tenía toda la travesía muy bien calculada.

Cuando llegó la hora de despedirnos me dijo -“Ha sido un gusto”- y yo le dije -“No mi amigo, ha sido un viaje en primera clase”- y le sonreí de vuelta, mientras el me hizo una mueca amistosa de regreso.

En este viaje de dos horas aprendí que las nubes son de lana, los cinturones del avión sirven para apretarlo a uno como si fuera leña, que las lecciones de vuelo no las reciben solo los principiantes, sino también los que creen saber volar y que cuando uno tiene que referirse a la inteligencia de alguien, se le debe de llamar esencia.







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Reflexiones

Boceto de Libertad y Respeto

 “Flower Bomber” – Banksy

 

“Vive y deja vivir”, “En los gustos se rompen géneros”, “Libertad de expresión” y no se cuantas líneas mas podría citar sobre el derecho y el respeto que se debe tener sobre las satisfacciones y placeres personales que cada individuo tiene, porque al final de cada jornada “sobre los gustos no hay nada escrito”… esto es solo un intento. Quiero que quede claro que esto es solamente un boceto.

 

El alma es liberal y sus emociones son instintivas y naturales. El gusto es sinónimo de entretenimiento y crecimiento interno de quien lo vive. El respeto, debería de ser un sentimiento similar para el espectador. Los gustos no son un requisito para ganar una competencia, ni deben usarse para ofender a quienes no los comparten. Criticar esta bien, cuando se hace para crear una reflexión saludable o un debate constructivo. Juzgar es tarea de los impertinentes. Imponer es de dictadores. La opinión debe servir para mostrar la elegancia de nuestra intelectualidad y tolerancia, no para lucir un atuendo sucio de mediocridad y antipatía. El mundo esta cansado y la sociedad ya esta suficientemente manchada de violencia y resentimiento para que nosotros seamos parte de este escenario.

 

Decidamos que hacer con nuestra vida. Dejemos que los demás decidan que hacer con la suya. Lo hermoso de respetar los gustos y creencias de los demás, es que nos da tiempo y espacio para disfrutar lo que nosotros elegimos libremente. La belleza estética de la libertad de expresión se aprecia mejor cuando se maquilla con respeto, no con soberbia y desprecio.

 

Si sos seguidor de la mejor religión, si apoyas al mejor partido político, si escuchas la mejor música, si le vas al mejor equipo, si ves las mejores películas, si lees los mejores libros, etc., disfrútalo todo sin molestar a los que no tienen tus mismos gustos. O aprende a compartirlos con ellos educadamente y quizas hasta te podas encontrar con una sorpresa muy agradable.

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Poesía

La Belleza de la Mujer

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ahí
en la libertad
se pone de pie una mujer desnuda
que iza su cabello al viento
como una bandera.

 

Entre las miradas que la rodean
su cuerpo es paisaje
su vientre es un nido
sus caderas un puente
su almanaque una emboscada
su pecho es pan y trigo
sus brazos extendidos son una cruz
su corazón es Dios
y sus manos son aves
que rayan el cielo sobre el mar.

 

Cuando duerme
el sueño le arropa los ojos
para invitarla a tejer la silueta
de la aurora en su cama de nubes.

 

En la libertad
se desnuda una dama hermosa
entre las sabanas de un poema
donde descansan mis ganas.

 

Bajo el silencio del universo que la escucha
respira por la boca
y se percibe su voz
como un relámpago de espuma
que susurra entre las olas.

 

Cuando camina
el reloj ya no palpita
los ojos se derriten
el hambre es un pecado
la imaginación abre su jaula
y el mundo que es un caballero se pone de pie
porque lo extraordinario y sublime tiene un rostro de mujer.

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Poesía

Sabina

Que Dios no deje de creer en nosotros
Que los olmos den peras
Que la guerra se acabe en la cama
Que la tormenta nunca toque tu cabello
Que la retorica se vuelva imperfecta
Que los poetas se vistan de gala
Que el jaque mate lo gane el perdón
Que las manos se vistan de flores
Que la fe tenga siempre la cura
Que las sonrisas iluminen las calles
Que en la despensa nunca falte el amor
Que la libertad te guarde en su pecho
Que los Adanes no compren manzanas
Que tu mirada te lleve muy lejos
Que se siembre en tu jardín un hogar
Que la humildad te maquille con elegancia
Que el sol ponga su retrato en tu cara
Que la amistad florezca en los espejos
Que las horas adornen tu aurora
Que te aplaudan al caminar los tacones
Que siempre exista un hombro para llorar
Que tu estrategia sea la paz
Que la vida te dedique una canción para reír
Que la voluntad te sirva para volar
Que en tu bolso no falte el carmín de la imaginación
Que el mañana siempre traiga algo mejor.

Para mi corazón de trigo, Sabina.

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Poesía

Reto #25libros de @Lectores Chapines 2012

“Yo no leo, solo escribo.”

 

Toda mi vida he escrito poesía. Lamentablemente leo poco.
Tengo en mi computadora y en hojas de papel, un trabajo que he llevado conmigo desde hace 16 años y que pienso lanzar en Febrero de este año en 70 páginas de un libro. Si habían niños que construían cohetes para llevarlos a la luna, yo me dedique a escribir la luna en un libro que me llevó a otras partes de la galaxia y de mi existencia.

 

Ahora que estaré poniendo mi propio libro en el horno, he sentido la curiosidad y la necesidad de saber que esconden los demás libros. ¿Qué sabor tienen?
Me dediqué por un tiempo a averiguar sobre algunos de los títulos más conocidos, representativos e ilustres de la literatura. Para algunos de ustedes estos son triviales y para otros, una perdida de tiempo. Sin embargo para mi representan un comienzo. Lo bueno de todo esto, es que además de disfrutarlos, tendré un criterio para debatirlos de ser necesario. :)
El orden de este listado es algo que no voy a seguir. Quizás en el camino vaya incluyendo otros títulos. Es por eso que agregué unos cuantos más. Por ahora lo importante es que voy a disfrutar de este exquisito pasatiempo, mientras trato de cumplir el reto de #25libros de Lectores Chapines.

 

1. RayuelaJulio Cortázar
2. Lazarillo de TormesAnónimo
3. El Quijote de la ManchaMiguel de Cervantes
4. La Divina ComediaDante Alighieri
5. Ensayo sobre la CegueraJose Saramago
6. El AlephJorge Luis Borges
7. El Señor PresidenteMiguel Ángel Asturias
8. Donde Acaban los CaminosMario Monteforte Toledo
9. La Oveja Negra y Demás FabulasAugusto Monterroso
10. El CornetaRoberto Castillo
11. 100 Años de SoledadGabriel Garcia Márquez
12. El Amor, las Mujeres y la VidaMario Benedetti
13. El Retrato de Dorian GreyOscar Wilde
14. La MetamorfosisFranz Kafka
15. Ensayo Contra RelojMargarita Carrera
16. El Desorden de tu NombreJuan José Millas
17. El Arte de la GuerraSun Tzu
18. Cuentos de JoyabajFrancisco Mendez
19. Crimen y CastigoFiódor Dostoyevski
20. Cuentos CompletosJuan Carlos Onetti
21. La Guerra y la PazLeón Tolstoi
22. Humano, Demasiado HumanoFriedrich Nietzsche
23. El Viejo y el Mar – Ernest Hemingway
24. Veinte Poemas de Amor y una Canción DesesperadaPablo Neruda
25. Pedro PáramoJuan Rulfo
26. La Misa del AteoHonore Balzac
27. En Defensa de DiosTimothy Keller 
28. Cómo Escribir Cuentos y NovelasOlga Drennen
29. El Monje que Vendió su Ferrari – Robin S. Sharma
30. Caín – Jose Saramago
31. Antología Latinoamericana de Poesía (Tomo I)Varios

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Cuentos

El Arma en el Corazón

Solía levantarse muy temprano cada mañana. Él ya era parte de la rutina de todos los gallos que salían a cantar en la cuadra bajo los restos de una luna que ya se miraba cansada y un cielo nocturno casi desmayado. Se quedaba sentado por unos minutos al lado de la cama meditando sobre lo afortunado que era de poder abrir los ojos y tener otra oportunidad de vivir un día más. Se persignaba alzando su vista al techo de lámina vieja y oxidada y le daba gracias a la Virgencita: “Dios te salve, María… y a mi también”.
Volteó sus ojos y vio que su mujer ya no estaba en la cama como de costumbre. Se puso de pie y fue hacia la cocina. Le pidió un café a su vieja madre que estaba parada al lado del fogón dándole vuelta a las tortillas mientras masticaba una que ya estaba tostada: – “Me regalas una tacita de café, Mama, por favor”. Se dirigió hacia la diminuta sala donde se acomodaban sus cinco hijos para dormir. Con una voz aun dormida les dijo: “¡Levántense patojos, no sean haraganes!. Que echados no se van hacer millonarios”. La más grande se levantó y despertó a los dos más pequeños. Los dos de en medio también se despertaron y continuaron con su rutina mañanera. Los minutos se hicieron horas.

 Mientras él terminaba de remojar su champurrada en los restos del café en su taza, salió a calentar su moto afuera de la casa. Logró ver como el horizonte al final de la calle inclinada se llevaba a sus hijos por las aceras de una realidad cruda y a veces tan violenta que se vive en esta ciudad. Se sacudió las migajas de pan alrededor de su boca y regreso a la cocina para dejar su taza y darle un beso en la frente a su Mamá: “¡Como la quiero viejita chula! Que Dios me la proteja”. Se subió en su moto, se volvió a persignar y acelero decidido a ganarse el pan de cada día como muchos lo hacemos en un día cualquiera.

El tráfico de Lunes por la mañana estaba en su hora pico. Justo ahí, donde la paciencia se comienza a perder y la poca cortesía entre conductores crea esos pequeños callejones en forma de laberinto entre un carro y otro. El dragón de mil cabezas que quiere pensar con una. Entre la cortina de humo, él llevaba la mirada enfrascada en varios pensamientos detrás del casco. El ruido del motor de su moto enmudecía el desorden a su alrededor, pero lo que llevaba en su cabeza le perforaba sin descansar como un pájaro carpintero que no tiene prisa. Pensaba en lo vieja que estaba su madre y en la vida que nunca le pudo dar y que tanto se merecía. En el fantasma alcohólico de su padre que se había ido a destruir otros hogares hace muchos años y que nunca regresó.  En la sombra de una extraña que se había convertido su mujer a quien solo veía antes de ir a dormir para pelearse al momento de pedirle gasto para pagar las deudas. Y en sus dos hijos más pequeños. Pensaba si estos correrían la misma suerte de los tres mayores teniendo que buscar una oportunidad con la única experiencia que deja el sexto grado escolar para poder ser alguien en la vida. Se sintió pequeño. Pero ese mundo era por el que el luchaba y era todo lo que el tenia. Era aquel rito existencial de las mañanas, la lámina picada de su techo, la taza de café ralo sin vitaminas, las grietas que había dejado el tiempo en el rostro de su Mamá y aquel horizonte quebrado que le robaba cada mañana un poco de sus hijos. Sintió como las respiraciones cortas le ahogaban el alma, mientras aceleraba su motor. Vio la hora y le echo un vistazo al semáforo que muy pronto le haría cambio de luces a rojo para frenarle otra vez los sueños que tuvo de chico de poder ser un piloto en una aerolínea muy importante cuando fuera adulto. La luz cambio, al igual que su vida. Escuchó entre tanto ruido como el corazón se le hizo sencillo en monedas de centavo. Frenó y se derramo la adrenalina de su motor. Se llevo la mano bajo la camisa para ver si aun latía la caja de música que todos llevamos dentro. Aprovechó para sacarse la 3.57 que escondía en su pecho y somatando la ventana del carro que estaba estacionado a su derecha, soltó el llanto aterrador y dijo: “¡Dame tu celular y tu bolsa, pendeja, o te mato!”. Siempre supo en ese momento que la vida no era injusta, que era solamente una verdadera hija de puta y él no era lo que una vez de niño soño ser cuando fuese grande. Se habia convertido en el desprecio en carne viva al cual siempre le tuvo miedo.

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Cuentos

El Hombre Que Nunca Estaba Solo

“¡Yo nunca estoy solo! Siempre estoy rodeado de gente. Personas que necesitan o quieren estar conmigo. No se, creo que encuentran en mi, muchas cualidades y defectos que les hacen falta y que admiran de una u otra manera. Ven en mi una puerta grande que tiene un rotulo con letras encendidas que dice ***Salida, hui por aquí, la vas a pasar como nunca en tu puta vida***. Si, soy como una fiesta ambulante, un tren lleno de pasajeros, un verdadero espectáculo en vivo… soy ese camarada que nunca le falla a la noche ni a las malas compañías, ¿me entendes? Soy como ese escote en “v” que no pueden evitar los don nadie y esa retorica al oído que seduce a las cualquiera. Ese soy yo, ¿que puedo hacer? ¿Cambiar? No! Ya estoy demasiado viejo para comenzar otra vez y el mundo necesita diversión y yo siempre estoy de moda. Y no! Esto no tiene nada que ver con ser un narcisista o con esas idioteces del egocentrismo. Eso es para los artistas de la farándula y otros fanfarrones que no tienen identidad. Yo no soy ficción. Soy de carne, hueso y otros vicios, ¿ves? Estoy a una llamada de sucederte. Cuando te dicen que la suerte esta echada, soy yo quien lo decidió. Vos y yo sabemos que conquistar la noche no es fácil. Además Caperucita siempre necesitó del lobo para contar un cuento increíble. 

A mí siempre me gusto llamar toda la atención desde que era un niño. A todos nos gusta. Es solo que algunos no lo saben o se les marchito. Sé lo importante que es para algunas personas que las escuchen y las tomen en cuenta… que las admiren. Es por eso que en algunas ocasiones les concedo un poco de esto a todos aquellos que me conocen y ellos a la vez me lo dan de vuelta. Es como un pacto en el que todos nos sentimos afortunados de habernos encontrado. Debes saber que esto solo se aprende en las calles y en las barras de esta ciudad que no tiene piedad pero que si tiene personas como yo. Creo que ya soy parte de su cultura.

Siempre voy de lugar en lugar en busca de una silla que se parezca a la de siempre. Pido una mesa grande y redonda donde quepa la mitad del mundo. Y por si acaso, siempre le acomodo un par de vasos y sillas de más. La mesa debe ser redonda, porque me considero una persona justa, equitativa, que cree que el horizonte que divide al anfitrión de sus invitados debe ser igual desde cualquier perspectiva de donde se levante un trago para brindar. Soy yo el que siempre acecha el momento menos oportuno para dar inicio a esas charlas cortas que son de interés, aunque no tienen transcendencia y que se dan bajo la luz callada de la intimidad que propician los espectadores. Si, esas platicas que se improvisan porque no hay tiempo para elaborar algo mejor. Al final así es la vida ¿o no? La noche y las botellas no son eternas y siempre nos persigue algún amanecer. 

No se vos, pero yo disfruto de esta fama a corto plazo, del humo del cigarro, del champagne en polvo, de la música que a veces habla por vos y vos con ella, de la cristalería barata que se rompe por accidente y que suena a fiesta y del duelo por debajo de la mesa entre mis manos sin modales y las piernas recatadas del destino. Todo esto es un preludio perfecto de un vals para dar inicio a la velada siguiente, a la escena de acción en una cama en sequia o solamente para hacerle un guiño a la resaca que me llevara a otra fiesta el día después. 

Y cada película queda grabada en servilletas de papel. Con guiones baratos, actores ficticios, labios para fumar y números telefónicos de emergencia. Son como las huellas digitales que quedaron en la escena del crimen de cada noche anterior. Son migajas que hacen un camino para llevarme a las memorias que olvide sin pagar la cuenta. Nunca las guardo. Es de mala educación y aunque no creas, todavía tengo esperanza de ser un caballero. Además prefiero encontrarme a esas personas en algún otro lugar y pretender que nos conocemos de siempre y que tenemos años de no vernos. La belleza de la casualidad que la naturaleza humana tanto disfruta. Pero basta no hablemos más de mí. O vas a creerte mi reputación. No soy tan mala persona como dicen. Y no te preocupes, yo pago. Salud.”
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Reflexiones

Roma Arde en Llamas y en Guatemala ya no es Primavera

Hoy el cielo amaneció llorando y es culpa de todos. De los que votaron y de los que no; de aquellos que tomaron al toro por los cuernos, que cruzando los dedos se fueron a las mesas de votación en busca de la esperanza que le pudiera maquillar con tinta una sonrisa duradera al rostro tan triste que tiene esta mujer tan bonita que se llama Guatemala. Y de los que se quedaron en sus casas, que continuaron con su rutina de un Domingo cualquiera, donde los compromisos familiares o curarse de un sábado de tragos en exceso siempre es primero y de los que abuchearon a través de las redes sociales a los que se habían levantado temprano con aires de ciudadanos responsables para cumplir con sus obligaciones de una vez cada cuatro años con la patria. Es culpa de todos.
En esta segunda vuelta, se disputaba una lucha épica y vulgar entre un partido rojo, un partido naranja y un partido formado por el resto de filósofos, superhéroes, idealistas, aguafiestas, herejes, artistas, quijotes, dictadores, fanfarrones, alcohólicos, fresas, chamanes, discípulos, columnistas, fulanos y cualquieras, piratas, hippies, repatriados, redes socialistas y demás profesionales y funcionarios privados sin título.

 
De los dos primeros partidos todos conocimos sus “slogans” (“Mano dura, cabeza y corazón”, “Solo el pueblo salva al pueblo”, etc.). Pero este último partido de las masas era único. Su filosofía era diferente, revolucionaria, fresca, irreverente, pop, cuasi-acertada… y muy muy variada. Frases como: “Ninguno de los candidatos me convence!”, “Sino votan, no tienen derecho a quejarse en los próximos cuatro años de gobierno”, “Es imposible elegir entre el sida y el cáncer para mi país”, “Hoy voy a cumplir con mi obligación cívica como ciudadano orgulloso de mi país que soy”, “No solo por votar, soy mejor ciudadano/guatemalteco”, “No pienso dar mi voto entre un asesino y un narco!”, “Yo voto nulo y así muestro mi inconformidad!”, etc., etc., etc. El listado podría ser más extenso y ofensivo, así que dejémoslo aquí.

 
Personalmente me considero un principiante (ignorante jamas! Pues esta vez si me recuerdo de los colores de algunos partidos – como olvidarlos!) en toda esta materia de la política. Nunca he votado. Además en este país no puedo votar (soy extranjero domiciliado) y nunca antes me había interesado todo este rollo porque yo de grande quiero ser poeta. Sin embargo, aprendí unas cuantas cosas en este mi primer año de acercamiento político:

 

  • Creo que todos deberíamos de votar. Si, aunque sea entre el sida y el cáncer. Pensemos un poco en que enfermedad va a ser menos dolorosa para los últimos días de este país. Esto nos ayuda a ser un poco más analíticos y quizás hasta le encontremos una cura. Es necesario informarse de las opciones que están sobre la mesa y no por medio de campañas negras o comentarios vacíos y del pasado que leemos o escuchamos en cualquier parte, de personas resentidas y sin preparación. O con la preparación errónea. Si no les gusta la analogía de las enfermedades terminales, pensemos que el periodo electoral es una cita con el psicólogo de parejas, en donde debemos asistir cada uno de nosotros y nuestro amor eterno… el gobierno. Es la oportunidad de poder expresarle a nuestra “pareja” que cosas nos gustan y que cosas no. Si nos quedamos callados, con un voto nulo, en el tema de darnos a entender, nos quedamos tal cual… nulos. Segun nuestras leyes, los votos nulos se tiran a la basura (lean la Constitución y me corrigen de ser necesario). Una buena relación necesita mucha comunicación y hay que hacernos escuchar y entender de una forma clara. Quizás esta charla de pareja no funcione pensaran algunos, pero vale la pena intentarlo o no? O es que no quieren salvar su relación? Yo sé, no es que esto solucione todo el problema, pero es muy probable que esto sea parte de la solución.
  • Cada cabeza es un mundo. Y cada cabezota es un mundote. Dicho esto, yo entiendo que todos pensamos y queremos cosas distintas, pero creo que es necesario que aprendamos a formar parte de un mismo equipo. En lugar de mostrar nuestra “cultura” elevada y estudiada con insultos retrógrados hacia los demás y resentimientos que ni si quiera nos corresponden tener porque no son de nuestra epoca, pongámonos la misma camiseta. Yo sé que suena trillado, pero creo que va a ser imposible que todos halemos esta carreta al mismo lugar si unos tiran para el Norte y otros para el Sur. Seguramente, cuando entendamos esto, vamos a pasar de ser bueyes a ser patriotas de verdad.
  • Una vez un cubano me dijo que Fidel había dicho algo como: “Siembra educación y cosecharas hombres.” Y me hablo de que un pueblo sin educación está destinado a ser un país subdesarrollado por mucho, mucho tiempo. Creo que ni vale la pena ahondar en este punto. Lo que si les puedo decir es que no solo necesitamos el apoyo inteligente de un sector “estudiado” para darle un rumbo acertado a nuestro país y su gobierno, sino el de todos los sectores, incluyendo aquellos donde se venden voluntades y decisiones a cambio de una bolsa solidaria, materiales de construcción o unos cutos. Basados en esta necesidad, han surgido distintos movimientos cívicos que buscan crear conciencia en la juventud sobre la importancia de participar en los procesos electorales. Pero hay que recordar que también es necesario que se creen estrategias para poder llegar a todos esos sectores urbanos donde hace falta el carácter y la preparación para hacer una elección razonada y no comprada. Este proceso requiere tiempo y mucho compromiso. No seis u ocho meses antes de las elecciones. Si ayer se terminó el periodo electoral, hoy debería de comenzar este proceso de evangelización ciudadana.
  • Este es un resumen entre el primer punto y el segundo. No sé si tiene algo que ver con la democracia… pues aun no sé a ciencia cierta qué significa eso. Pero lo que si les puedo confirmar, es que nunca va a existir un gobierno perfecto. Y tampoco van a existir ciudadanos cien por ciento patriotas que estén dispuestos a dar su vida o su tiempo por la madre patria. Pero damas y caballeros, lamento informarles que según lo platicado en este artículo, el gobierno y el pueblo caminan juntos. Si, hasta que la muerte o una visa en el extranjero nos separe. 
    Así que en la parte que nos corresponde como ciudadanos, no basta solo con votar. Ser ciudadano es de todos los días… es un uniforme y una forma correcta de caminar. Debemos entender que las reglas son aquellas que están puestas sobre la mesa, no las que proponemos a través de favores a escondidas debajo de ésta. Pidámosle al cielo que no nos permita caer en la tentación de convertirnos en uno de esos mentirosos que van por las calles orgullosos de haber tenido la oportunidad de no pagar los impuestos, las multas, los ciento cincuenta pesos que al mesero se le paso cobrar en la cuenta de anoche. Evitemos criticar, si no estamos dispuestos a aportar para edificar algo mejor. Porque criticar es bien fácil, sino mírenme a mí, tomándome la libertad de escribirles esto.

 

Guatemala solo hay una. Y es de todos. Así que hagámonos un favor… crucemos los dedos para que este próximo gobierno saque un conejo del sombrero y nos sorprenda.

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Poesía

Acuerdo de Voluntad

Prometo hacer un compromiso de vencer el egoísmo en una pequeña dosis cada día,
Prometo tropezar continuamente en el agujero de tus abrazos,
Prometo quitarle la ropa a mi alma un poco más despacio,
Prometo clausurar los parques sin niños,
los labios que no se muerden
y los tragos dobles a los que invita la ausencia.
Prometo hacer de las cosas cotidianas una fiesta extraordinaria con el presente,
Prometo quitarle el premio de consolación a la venganza,
Prometo fruncir el entrecejo por un mundo mejor, por mi sangre, por la paz,
por el Dios que me ve caer y aun cree en mí
y por todas esas cosas por las que canjearía mi vida por la que viene después.

 

Prometo llenarte la boca con besos y sonrisas,
Prometo hacerme viejo en un lejano atardecer de mi cama contigo,
Prometo saludar al sol de frente cada mañana como un grano de trigo,
Prometo ser un poco más consecuente con lo que puedo, porque lo que quiero es destino,
Prometo ser como el confesionario que lo cura todo,
como el cuerpo desnudo que se tiende al viento,
como el libro que guarda versos con sabor a membrillo,
como el humano que piensan mis perros que soy.

Prometo brindar por los corazones que no se desmayan en invierno,
por las puertas grandes de cada oportunidad,
por la esperanza que toma asiento y espera,
por la poesía que se guarda en los bolsillos,
por los amigos que siempre conservan un muelle en su pecho
y por las casas pequeñas con grandes hogares.

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Poesía

El Día Del Espantapajaros

Es usted amigo mío
víctima de las burlas de un pájaro negro
y del suelo que lo mantiene clavado
para darle una personalidad de hombre callado
que tiene un alma de palo
y un oficio que no es muy bien pagado.

 

Aunque no se ve nada agotado
de ver su ironica sonrisa marchita,
que no evita el acecho de algún cuervo
que se acomoda en su mano de vez en cuando
para dar aviso a otro villano
de que usted no es nada mas que un héroe de trapo
que posa frente al sol su rostro de cartón
en una vestimenta poco elegante que la lluvia le acomodó
para cubrirle la tentación de cambiar un par de clavos por un corazón
y quizá para estrechar más fuerte el saludo del viento
que pasa por su rutina para llevarse tan lejos el aburrimiento
que a veces hasta yo siento cuando quiero ser libre
porque la vida pide en muchas ocasiones lo que no se puede dar.

Se lo digo yo mi buen amigo
el caballero del disfraz
que no aprendió a espantar sus heridas
en este campo mío del olvido
donde me mantengo clavado en soledad.

 

“Hace tiempo que deje de compartir los gastos y la cama del 6-67 con la soledad… ”
– Frank Pineda –

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Poesía

Mucho Gusto Bogotá!

Estos 100 Años de Soledad en 3 días
esta jornada de debut y despedidas
este aeropuerto insípido
esta distancia haciendo mal tercio
estas buenas noches en silencio
esta Ropa Vieja que estrené
este Tinto en combo que no tomé
estos 4 Acuerdos que no firman la paz
esta lección de vuelo que me lleva donde estas
estos amigos que dejo a la mitad
este abrazo escrito que le dedico a Bogotá.

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Poesía

Casa

Vivo en una cama…
cuatro paredes; dos manos y dos piernas;
hay un par de ventanas grandes en tus ojos;
una vista constante desde las almohadas a la playa en tu espalda,
y una puerta entre las sabanas que me lleva hasta donde tu estas.

 

Tengo una mesa de caricias donde como de tu boca varias veces al día,
y un corazón redondo que uso de alacena para guardar esas cosas tuyas que me hacen feliz.

 

En los días que me aburro prendo tu sonrisa para ver que esta tramando tu belleza;
y cuando llueve y hace frío, me arropo entre tus brazos
para mirar las hojas de tu pelo agitarse con el sueño.

 

Suelo hacer largos recorridos por los pasillos de tu cuerpo por horas y horas sin descansar,
en tu ombligo tengo un jardín de trigo; de calendario el verbo amar;
y de fondo pido música de algún cuadro de Folgar.

 

Cuando me llama la soledad le digo que no estoy y que siento mucho mi ausencia.
Las cosas sin importancia las recoge el olvido a domicilio,
y por las que si lucho son las que adornan los demás salones de mi rutina.

 

Al final de cada jornada muero por ti,
por regresar donde yo vivo;
a esas cuatro paredes, con ese par de ventanas y esa vista constante,
a ese palacio entre sabanas donde se que me esperas,
En donde yo se que aunque yo ya no vista de azul, tu si sigues siendo princesa.

 

Yo vivo en la casa 8…

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Reflexiones

Yo También Puedo Ser Social

No pude evitar darme cuenta de todas las especies que habitan en las redes sociales. Y es muy probable de que ustedes las hayan visto también, pero no se han detenido por un momento a clasificarlas, porque quizás les da miedo darse cuenta que uno forma parte de ese ecosistema.

 

Estoy seguro que mas de alguno de ustedes conoce a aquel que en persona no dice ni una palabra, que parece que ni respira, ni parpadea, pero en un blog, o en un twit o en su muro, se maneja una retórica que ya quisiera tener un político. O van a decir que no conocen a aquel que es un almanaque de frases celebres? o al otro que pide un S.O.S. disfrazado en un comentario existencialista o vulgar para que por favor alguien le aplauda? Así con complejo de Jaime Bayly diría yo. O al que le pide consejos de vida a Chabelo o a Maradona? Y no digamos el que publica cada 0.000000005 segundos sus actividades de vida… es obvio que su rutina tiene que estar documentada de tal forma, porque sino la especie humana se perdería en la historia. O también están aquellos que lo saben todo! Todo, todo, todo! Son un Google con vida pues! Vaya… y los que se hacen fan de cualquier cosa “Fulanito de tal se hizo fan de cómo dormir boca abajo en un sarcófago de vampiro del siglo XVIII ”.

 

Pero bueno, dejemos a un lado este intento de humor negro que no tengo, pongámosle un poco de rima consonante y empecemos esta oda al medio “socialismo” digital, porque en resumen lo que yo quiero contarles es que me he dado cuenta que yo también puedo ser muy sociable:

 

Entre modelos caseros que hacen de un perfil su pasarela
entre emprendedores sin profesión que me llevan a la escuela
entre artistas fulanos y músicos urbanos
entre filósofos repetidos y familiares desconocidos
a mi también Me Gusta ser comercial.

 

Entre paparazzi que le dan mala fama a mi inmadurez
entre comentarios de un amigo que ahora parle français
entre pecadores que se curan en el confesionario de sus aliados
entre milagros que se buscan en los titulares matutinos de algún status
a mi también Me Gusta ser parcial.

 

Entre columnistas amarillistas que cambian controversia por piedad,
entre aplausos dosificados que aclaman los insultos a la creatividad
entre altruistas que salvan al mundo a costa de mi consciencia
entre motivadores personales que le dan vitaminas a mi existencia
A mi también Me Gusta ser sustancial.

 

Entre brujos del clima
entre almas sin cortinas
entre sicarios en los comentarios
entre muebles imaginarios
entre nómadas con visa
entre urgencias sin prisa
entre Romeos vendiendo Julietas
entre Evas sin pantaletas
entre el buzón de mis mañanas
entre el funeral de las semanas
entre fiestas al purgatorio
entre el desvelo con insomnio
entre doctores de la cordura
y dietas contra la locura
yo también puedo ser social.

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